Aunque el alumnado se mostró algo tímido al principio, según fue avanzando la sesión se fueron soltando y compartieron con nosotras sus preocupaciones sobre la violencia que se encuentran en el entorno educativo. Fueron unas sesiones muy emotivas que nos removieron un poquito tanto a las personas adultas como a los niños y niñas, mostrando una sensibilidad especial hacia este tema. Algunos participantes incluso compartieron experiencias personales y cercanas de violencia escolar. Por otro lado, muchos alumnos y alumna reflexionaron sobre su modo de relacionarse con los demás, cuestionándose si las bromas que les hacían a veces, eran bromas o más bien les hacía sentir mal.

¡Fue un éxito de taller! Reflejó perfectamente el espíritu del proyecto: sensibilizar, abrir los ojos, ser conscientes y movilizarnos para cumplir entre todos y todas con los Derechos de la Infancia, en este caso, el derecho a la protección frente a la violencia.